Y levantó las manos y les dio su bendición, y mientras aún se hallaba con las manos extendidas se iba separando de ellos hacia las alturas subiendo por el aire por una Fuerzas que no comprendían, y entrando en una luminosísima nube que había sobre ellos, desapareció dentro.
Y mientras observaban asombrados como Jesús subía hacia arriba del cielo, he aquí que aparecieron dos personajes con unas vestimentas tan blancas y luminosas que disputaban con la luz del día, los cuales les dijeron:
- Varones de Galilea, ¿por qué estáis aún ahí parados mirando al cielo?
Sabed con certeza que éste Jesús, que despidiéndose y separándose de vosotros ha subido hacia el cielo, regresará de la misma forma que le acabáis de ver subir allá.